¿Quién soy?
Hola mi nombre es Francisco Armengol.
He trabajado con familias enteras, facilitándoles la comunicación en la solución de conflictos y en la expresión del afecto.
Soy Francisco Armengol, de Barcelona. Mi mayor pasión en la vida es ayudar a los demás a establecer vínculos interpersonales enriquecedores en cuanto seres humanos, expandiendo así la posibilidad de sentirse amado y amar. Estoy convencido de la bondad que cada persona atesora en su interior y de sus capacidades para superar la adversidad.
He trabajado en Irlanda, España, Italia, Israel, México, Colombia, Perú y Ecuador. He acompañado a las personas en los momentos más felices de su vida, así como en los más tristes, dolorosos e incluso desgarradores. Pero en todos esos momentos, buenos y malos, he sido testigo del crecimiento personal de los protagonistas y he aprendido lecciones muy valiosas.
He acompañado a parejas en su preparación para la vida en común, ayudándoles a conversar sobre los temas más relevantes que deben afrontar antes de iniciar esa hermosa aventura. He asesorado a muchas parejas en dificultades relacionales de todo tipo, siempre con el objetivo de salvar la relación y reconstruir el amor, si ese era lo que ellos buscaban al acudir a mí. Por último, he acompañado también a parejas que han tomado la difícil decisión de la rotura, ayudándoles a que el daño colateral en ellos y en sus seres queridos sea el menor posible.
He trabajado con familias enteras, facilitándoles la comunicación en la solución de conflictos y en la expresión del afecto.
En el año 2014 me certifiqué en Coaching Ontológico Corporativo, lo cual potenció mis herramientas para servir a los demás en el ámbito personal y familiar. Me dediqué a realizar talleres de comunicación afectiva para parejas y para padres de familia junto con sus hijos adolescentes. El fruto de esos talleres son un recuerdo que guardo como tesoro en mi corazón.
Desde el año 2017, durante cuatro años, trabajé en un colegio en Quito como responsable del departamento de formación humana y formación familiar. En el año 2019 realicé un Máster en Orientación Educativa Familiar, que me brindó mayores conocimientos y técnicas para generar cambios positivos en las familias y en los centros educativos.
Dirigí la Escuela de Padres del colegio Highlands de Quito, con una metodología grupal y unos contenidos que nos permitieron tener un 85% de los padres de familia participando activamente en su propia formación.
Mi filosofía de vida.
Quiero compartirte algunos de los pensamientos en los que se apoya mi vida.
El ser humano descubre que ha sido diseñado para amar y ser amado. En la medida en que se percibe amado, encuentra también en su interior fuerza para amar.
En toda persona hay un núcleo de bondad, de dignidad y de valor. Todos buscamos florecer y sentir que servimos a los demás.
Descubrimos que tenemos una naturaleza recibida, pero incompleta. Por tanto, nos encontramos en esta vida con la tarea vital de construirnos y perfeccionarnos a nosotros mismos a través del ejercicio de nuestra libertad. La virtud es lo que perfecciona nuestra naturaleza recibida.
Hay actos que nos hacen mejores personas, hay otros que nos desagradan. La verdadera libertad no es la ausencia de impedimentos, sino la capacidad de autodeterminarse hacia el verdadero bien de la persona.
La intersubjetividad, la relación interpersonal, es necesaria para mejorar como seres humanos. No solo convivimos, sino que coexistimos. Convivir es hacer cosas juntos, en común. Coexistir es dar al otro lo mejor que cada uno tiene y permitir que se dé el encuentro. El ser humano crece cuando se encuentra con otros. Por “encuentro” entiendo un intercambio personal y profundo donde ambos lados dan y reciben, aprenden el uno del otro y se enriquecen mutuamente. El encuentro tiene su propia dinámica: del encuentro surge el descubrimiento y el aprendizaje, y el descubrimiento mueve a la transformación.
El tipo de relaciones que desarrollamos nos van construyendo como seres humanos. Somos el fruto de la calidad de nuestras relaciones interpersonales (familia, pareja, amigos, compañeros, colaboradores, comunidades, etc.)
Todos deseamos cambiar y mejorar lo que no nos gusta es ser cambiados por otros. La persona decide sobre qué cambiar y para qué hacerlo. El ser humano puede autodeterminarse y darse fines a sí mismo.
Nadie es perfecto aunque todos tenemos buenas intenciones, constatamos nuestras propias incongruencias. Por lo mismo, ninguna familia y/o sociedad es perfecta.
La felicidad es hija de la gratitud, no de la satisfacción, y para experimentar la gratitud debemos reconocer e identificar aquellas cosas que hemos recibido sin haber hecho méritos para obtenerlas.
El ser humano es una unión de cuerpo, mente y emociones. Al estar dotado de un alma espiritual, se pregunta por el sentido trascendente de su existencia concreta. Por esta unión sustancial, estos ámbitos se entrelazan e intercomunican.
La espiritualidad responde a una necesidad intrínseca humana de buscar conectarse con lo trascendente y encontrar sentido. En nuestro corazón hay una sed de infinito y de eternidad.
La persona se mueve en tres esferas en las que debe encontrar un equilibrio en la búsqueda de la propia realización: la vida personal, la vida familiar y su aportación en la sociedad.